viernes, 13 de noviembre de 2009

Tardes de domingo


Las tardes de los domingos siempre han sido horribles. Al día siguiente el colegio. Si no había hecho los deberes o no había estudiado durante la semana, toda esa tarde Lucía tenía que quedarse en casa. Por lo general, resolvía sus quehaceres los sábados por la mañana. La mamá siempre decía: "Lucía, antes la obligación que la devoción". Así que normalmente se bajaba a jugar las últimas horas que le quedaban del fin de semana.

Sus compañeros de aventuras siempre eran Adri y María. Las tardes volaban mientras jugaban a "los niños perdidos". Interpretaban a niños maltratados que se escapaban de sus malvados padres y que debían pasar diversas pruebas para lograr su libertad. Hasta formaron un club secreto, en el cual no faltaron los carnés de socio, exclusivos e intrasferibles. O el especial programa de radio, en el que los tres ponían voz (y a veces incluso escenario) a las radionovelas disparatadas que se inventaban y que incluían personajes disparatados como "Josefa Fenefa la reina de las compresas". A veces sueña incluso con la música..."La reineta con peineta lara laraaa..."

Qué manera de pasar la tarde. Merecía la pena acabar las tareas el día de antes, para terminar así el fin de semana.

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