jueves, 12 de noviembre de 2009

De cómo las cosas surgen

No se sabe a ciencia cierta cuándo surgió el amor. Al principio eran compañeros de clase, luego a migos, más tarde... novios. Estudiaban juntos en el instituto. Él casi recién aterrizado en Madrid intentaba meterse entre el resto de la gente, "Córdoba" le apodaban.

A lo mejor el aburrimiento en las clases, puede que el intríngulis de estar juntos en un lugar distinto, hacían que una sala de billares y futbolines fuera el aula preferida de aprendizaje. Los refrescos y las pachangas a los juegos eran las mejores lecciones, que luego, misteriosamente no entraban en examen.

La primera chica, al menos conocida, es la que ha hecho que no se fijara en nadie más. Una de las mañanas paseando por el barrio, cogidos de la mano, se encontraron con una tensa situación. La mamá de él y dos hermanas, una en carrito, los vio. Un pequeño tomate con cuerpo soltó la mano de la chica, se acercó a la madre y la saludó. Sorprendida, pues no esperaba verle a esas horas y tampoco con una chica. "Hola, yo soy Isabel", se saludaron con dos besos y la pareja siguió su camino.

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