domingo, 18 de octubre de 2009

Y los papelillos de "boomer" volaron

Habría de solidarizarse con los pobres niños que tienen que ir a la guardería. Lucía no era muy consciente de la guardería, aunque tampoco le dio tiempo a concienciarse, sinceramente. Los niños... lo que a ellos no les pase... Lo cierto, es que si en la actualidad pasase lo que voy a relatar, saldría hasta en el noticiero del canal 46.

Las mañanas de recreo en la guardería eran de los más variopintas. Podías pintar las pastas de tu libro de "Mi pequeño pony", cortarle mechones de pelo a los niños, jugar con las famosísimas bolas de barro, soñar con miles de profesiones, incluso la de cabrero, o como Lucía, que coleccionaba los papelillos de lso míticos chicles Boomer.

¿El suceso trágico? Lucía vio volar su papelillo plateado, así que corrió, se escurrió, incluso se cayó. Lamentablemente se alejó bastante de la profesora que en el momento cuidaba el pequeño rebaño de niños. Cual pastor por la tarde silbó y los niños volvieron al aula. Todos menos Lucía.

Ni imaginarse la frustración de sentirse sola, con frío, llorando a la puerta de hasta entonces su gurdería, penando por entrar. Al menos se quedó sentada en el bordillo, de donde su mamá la arropó a la hora de la comida cuando la hayó allí, churretosa, con lágrimas por las mejillas, pero con su papelillo de boomer en el bolsillo.

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